lunes, 6 de octubre de 2014

¡Suerte Mª Teresa!

Contra sus mentiras nuestro desprecio, pues solo nos consienten el derecho al pataleo. ¡Qué asco de gobernantes, Dios mío! ¡Cuanta ineptitud amparada tras las urnas!

Me repugna que nos mal dirijan y destrocen el país con su repugnante mierda, esta pandilla de sabuesos, nauseabundos, mentirosos, corruptos  y rastreros hijos de mala madre que tenemos por representantes ¡Políticos de pacotilla!

Con tal de mantener su poltrona, sus prebendas y sus desmanes, todo vale. Y si de lo que se trata es de lavar su apestosa conciencia y proteger sus pestilentes e inobles vergüenzas, los cínicos mandamases son capaces de enviar a la hoguera a todo aquel que no comulgue con sus patrañas.

Vivimos en un país de chulos prepotentes con corbata y maletín; corruptos, necios y mentirosos compulsivos. Siniestros vividores disfrazados de representantes del pueblo que se cobijan en los encenagados escaños de "su" anacrónico parlamento para reírse de nosotros, urdir, promulgar, legalizar y perpetrar maquiavélicos planes contra la indefensa gente del pueblo.

Siento rabia, impotencia y vergüenza cuando observo que, aquí, los mafiosos de turno (que se hacen pasar por gobernantes) siempre encuentran resquicios para esquivar la ley y cargar el muerto el ciudadano ¡Ellos jamás tienen la culpa de nada! 

-Nos meten por la cara en la Guerra del Golfo Pérsico y la culpa es… ¡De  las armas químicas. ¿Verdad que sí, José Mari!

-Nos aparcan el “PRESTIGE” en la paya y la culpa es… ¡Del Capitán! 

-La masacre del “METRO” de Valencia siega la vida de decenas de inocentes viajeros y la culpa es… ¡Del conductor!

-Se estrella el vetusto y desvencijado Yak-42  y la culpa es… ¡Del piloto!

- El 11M siembra el pánico con una masacre de descomunales dimensiones y la culpa es…  ¡de la ETA!

- El AVE descarrila en unas vías incapaces de soportar la velocidad del tren y el culpable es… ¡EL CONDUCTOR!

- Los Bancos estafan a centenares de miles de Españoles, nos expropian las vivinedas y nos roban hasta los calzoncillos, y la culpa es... " de los “PREFERENTISTAS! (Como una que yo conozco, a quien con 75 años le vendieron unas obligaciones que vencían en el año 2500).

-Nos roban y dilapidan el dinero de los "ERES" y la culpa es de los jornaleros. 

- Nos desmantelan la Sanidad, la Educación Pública, los servicios sociales y la sociedad del bienestar, para poder seguir ellos chupando del bote, y la culpa es… ¡De la ciudadanía! 

- La CRISIS la generan ellos y la pagamos …  ¡NOSOTROS!

- Mantenemos a África en la miseria y la más absoluta pobreza, y solo nos acordamos de ellos para que no nos transmita las enfermedades. ¡Claro, como el hambre no es contagiosa!

- Invertimos billones de Euros en armamento y pretendemos atajar la tragedia tras la savaje valla Ceutí. Culpables... ¡los inmigrantes por morirse de hambre!

- Multitud de escándalos salpican a infinidad de cargos públicos y todos siguen campando a sus anchas, tan tranquilos ¡Ni uno solo de ellos duerme entre rejas!

- Eso sí, se destapa la corruptela del caso “GURKEL” y el culpable es … ¡El Juez Garzón! 

- Se descubre el caso “NÓOS” y el perseguido es … ¡El juez Castro!

- Estalla el caso “BANKIA” y el condenado es… ¡El magistrado Elpidio!

- Explota el caso de los "ERES" y nadie es culpable de nada.

Pero lo más burda, falaz, ignominiosa y vil actuación de nuestro infecto y apestoso estercolero de politicuchos llega cuando nos importan, a la puerta de nuestras casas, el mortífero “ÉBOLA” importándoles una mierda nuestra salud y su único objetivo se enfoca, ahora,  en… ¡CULPABILIZAR y CRIMINALIZAR a la infectada víctima” y a su perro. ¿Muerto el perro se acabó el ébola? ¡NO despreciables desvergonzados!

En el fondo pienso que el sacrificio del perro no es sino una metáfora y que quizás ellos suñen con otra muerte. No derramarán ni una sola lágrima (yo no soy creyente pero ruego a Dios que eche una mano a esa valiente sanitaria) si se confirman los peores augurios y Mª Teresa no consigue superar su desgraciada contaminación.

El mayor deseo con el que convivo estos días es el de la total curación de Mª Teresa, pues solo su verdad desmontará los errores y las patrañas de tanto indigno que, con sus actos y sus manipulaciones, lo único que pretenden es reirse de nosotros, intoxicarnos y desinformarnos.

¡Siempre pensé que la mayoría de ellos eran unos inútiles, corruptos, rsatreros  y  desvergonzados. Sin embrago creo que su problema es mucho más grave aún… Simple y llanamente son... ¡UNA PANDILLA DE PERROS DESCEREBRADOS!

Su Protocolo contra el ÉBOLA:
1- No vaya a ningún hospital, no sirve de nada.
2- No se contagie, no sea que infecte a los de arriba.
3- No proteste por nuestras dejaciones, usted se hubiera muerto igual.

viernes, 3 de octubre de 2014

GR7: Etapa 18. Rasquera-Paüls

GR7 11º Etapa Bellprat. Cabra del camp.
Tras los madrugones de las dos primeras etapas volvemos a recuperar el horario más llevadero. Aparentemente este hecho debería animar a los Gramanos a disfrutar de la caminata sabatina, sin embargo nada que ver con la realidad, pues la nueva temporada ha dado comienzo con una participación algo raquítica. Ya sea a causa de los resfriados, los percances, las obligaciones individuales y familiares, la orografía de la etapa, las excusas  o las bajas imprevistas de última hora, la cuestión es que por los pelos llegamos nuevamente a la treintena. Ahora que disponemos de un nuevo autocar (espacioso y confortable) apenas si hacemos uso del 75 % de su capacidad.

Tras las dos preciosas etapas adelantadas, por tierras del Ebro, intercaladas a causa de diversos motivos, regresamos de nuevo a la normalidad y retomamos nuevamente el camino allá por donde lo dejamos antes del pasado verano, en la comarca de l’Anoia, más  concretamente en la localidad de Bellprat.

Según las previsiones de los entendidos la mañana se presenta fresquita pero soleada. Ávidos de alegres aventuras nos disponemos a recorrer longitudinalmente el Sistema Prelitoral Central. Si el tiempo y las circunstancias no lo impiden, hoy abandonaremos la Barcelonesa comarca del Anoia para adentrarnos en la provincia de Tarragona, por la comarca del Alt Camp, con destino final a Cabra del Camp.  Que poco que ver el paisaje montañoso de las comarca del interior, con el más conocido, bullicioso y festivo de la costa Tarraconense, en sus límites con el Mediterráneo ¡En  la variedad está el gusto!

Durante el trayecto por la autopista, en la parte trasera, se monta un ameno, interesante y amigable  debate sobre el soberanismo y la consulta de la jornada venidera. Se exponen diferentes puntos de vista personales sobre el tema y a pesar de que las discrepancias entre los contertulios son evidentes, el respeto a las ideas y los sentimientos de cada tertuliano coronan la enriquecedora charla. El hecho de que alguno de los tertulianos se encuentre hoy  en franca minoría no es ápice para que exponga con determinación sus postulados y defienda como gato panza arriba sus convicciones. Otro de los intervinientes,  “voluntario” forzoso en la buena marcha de los preparativos y en la posterior jornada de consulta, resalta la excelente organización del evento y la magnífica predisposición de los voluntarios;  lamenta, sin embargo,  que la masiva y altruista participación del voluntariado en el acto en cuestión no sea igual de generosa cuando se trata de la defensa de los derechos sociales de los más desfavorecidos. 

Independientemente de las ideas y sentimientos de cada uno, todos convergemos en que si la actitud de nuestros obtusos y necios gobernantes (de aquí y de allí) fuera la del dialogo y la negociación otro gallo nos cantaría. Al final, sí o sí, los dos cabecillas, quieran o no, deberán tragarse su orgullo y sentarse a dialogar. Plantear los diversos escenarios que deben conducir al desbloqueo del callejón al que nos han abocado y olvidarse de su imposición sistemática a cualquier acuerdo. Quizás algún día recapaciten, se percaten de su estrechez de miras y se den cuenta de que nada se solucionará anclándose en el inmovilismos. Que no hay futuro sin negociación y que toda negociación conlleva concesiones. Tal vez así lleguen a entender que: ¡Más vale un mal acuerdo que un buen pleito!  Sin embargo el enroque de los apoltronados dirigentes se mantiene y negros nubarrones otean el horizonte ¿Habrá luz al final del túnel?

Enfrascados como estamos en el intercambio de pareceres, apenas nos percatamos de que nos hallamos en las proximidades de Bellprat y nuestro trayecto en autocar está apunto de tocar a su fin.

Como viene siendo habitual de un tiempo a esta parte, a la llegada al punto de partida, nos dividimos en dos grupos. Hoy, por mor de la escasas dificultades que presenta llevadera la etapa, el grupo A es algo más numeroso que de costumbre, y por descontado más concurrido que el grupo B. En el primer grupo prevalecen los hombres, pero la presencia de 5 valientes féminas otorga al citado pelotón la categoría de grupo, le dota de diversidad y le transfiere la necesaria impronta que solo ellas pueden y saben darle. El grupo B, por el contrario, destaca por un mayor equilibrio de fuerzas, aunque en este caso las féminas son mayoría.

La jornada transcurre amena y placentera entre caminos y veredas que seccionan bosques o discurren paralelos a los claros, donde emergen campos y tierras de labranza dedicadas preferentemente al cultivo de cereales. Algunas de estas parcelas aun muestran pequeños vestigios el reciente pasado, en forma de rastrojos semienterrados, producto de la cosecha de la anterior temporada. Otras en cambio resplandecen inmaculadas, limpias de maleza, tras haber sido aradas y preñadas con las semillas que darán origen a nuevas plantas. De éstas, si las circunstancias meteorológicas no se empeñan en poner impedimentos, brotaran a su debido tiempo, multitud de doradas espigas cargadas de abundantes granos, con los cuales los sufridos “pageses” podrán  rellenar de nuevo sus agotados graneros.  

A causa de las lluvias de los últimos días, el suelo se muestra húmedo y esponjoso, facilitando el placentero deambular de los caminantes. Las trochas, caminos y senderos, acolchados  a consecuencia del agua absorbida,  permiten un caminar relajado y liviano que, en sumo grado, agradecen nuestras torturadas articulaciones. Sin embargo, en uno de los campos por los cuales nos vemos obligados a caminar, en rigurosa fila para minimizar los daños al sembrado, la humedad ha calado en exceso reblandeciendo la tierra convirtiéndola en pegajoso barro. Éste, adherente y apelmazado se adhiere generosamente a las zapatillas, convirtiendo las suelas  de nuestro reluciente calzado en una especie de zancos enfangados compuestos por plataformas superpuestas de diversas capas de engrudo marrón.  

En un recodo del camino nos topamos con un pequeño riachuelo que discurre mansa y calladamente cristalino por medio del camino. Debemos, entonces, improvisar una especia  de pasarela, con un tablón de madera que alguien localiza en las proximidades, y vadear el torrente por el improvisado y artesanal puente que en nada desmerece a los deslumbrantes pero ruinosos levadizos del ínclito Calatraba.

Poco antes de la parada para el desayuno, una indicación situada en un desvió en el camino, nos informa de la proximidad del monasterio de Santas Creus y nos invita a poner rumbo al “sagrado” lugar. Más ninguno de los presentes hace mención al cartel anunciador y, consecuentemente,  nadie se da por enterado. Unos declinan el celestial ofrecimiento por ateísmo recalcitrante; otros porque prefieren ahorrase los varios kms de ida y vuelta;  mjchos porque huelen la proximidad de la inminente parada para desayunar y prefieren rellenar el buche con materia más sustancial que la aportada por el rezo y el recogimiento monacal;  y los menos porque simplemente no se han percatado semioculto cartel anunciador.  En definitiva…. ¡Mejor dejar la visita para otra ocasión más propician!

Pasadas las 10 de la mañana, nos adentramos en Pontils y en la plaza del pueblo damos buena cuenta de nuestras viandas. Bocatas, tintorro, almendras, aceitunas caseras curadas por Antonio Gil, fruta, galletas, chocolate y otras delicatesen que compartimos entre nosotros.

Finalizado el desayuno reemprendemos la marcha y a nuestro paso vamos alternando el bosque con los claros. Poco a poco vamos descendiendo en pos de la meta, pues salvo esporádicos repechones, la etapa de hoy presenta un perfil claramente en bajada. Poco antes de divisar Vellespinosa, en una de las varias explanadas deforestadas que emergen del bosque, observamos el devenir de un campesino. El laborioso personaje, encaramado a lomos de su poderoso tractor, rotula parsimonioso el suelo de su propiedad para adecentarlo. Más adelante, pasamos junto a un  rústico cercado donde unas pacíficas, peludas  y despreocupadas  vacas se esmeran inútilmente en intentar arrancar los escasos y rasurados pastos que apenas subsisten en la marchita pradera otoñal.

Acostumbrados a las dos últimas etapas, en las cuales nos atiborramos de exquisita fruta hurtada en la vega del Ebro, y recogimos repletas bolsas de deliciosos y anaranjados níscalos, en los humedales del Montcaro, hoy no hay ningún manjar gratis que llevarse a la boca,  ni regalos de la naturaleza que acarrear para casa ¡Ni una triste uva que echarse al gaznate y tampoco hongo alguno que recolectar!

Hacia las dos del medio día alcanzamos Cabra del Camp y nos dirigimos al Bar donde ya nos esperan nuestros compañeros y compañeras de fatigas del grupo B. Éstos, hace rato que van dando buena cuenta de unos cuantos embriagadores vermuts que enrojecen sus mejillas, traban sus lenguas y embotan sus sentidos. Mientras tanto, charlan amigablemente acomodados en las sillas del citado establecimiento, en espera de nuestra llegada que se producirá una vez finiquitada la travesía de hoy. 

Concluida la jornada, los andarines nos acomodamos por grupos de afinidad en las mesas reservadas para reponer fuerzas y matar la sed con la ingestión de unas cuantas  “rubias espumosas” ¡Cervezas para los mal pensados!

A medida que el personal va dando por concluido el ágape del medio día, el ambiente se caldea, el gentío se impacienta y el nerviosismo se apodera de los GRManos. Hoy es jornada de venta de boletos y papeletas: Llumineta y Lotería (el Gordo y la Grossa),  y, como no podía ser de otro  modo, el colectivo de los infelices soñadores aspirantes a “rico” se muestra ansioso por tentar a la suerte y abandonar la pobreza. Así, apenas acabado el postre la mayoría de los GRManos, compradores compulsivos,  se abalanzan iracundos y descontrolados  sobre los repartidores de fortuna (¡o de nada vete tú a saber!); dispuestos todos ellos a invertir hasta su último céntimo (¡bueno algunos más dispuestos que otros, la verdad sea dicha!) en búsqueda de la dichosa suerte. Todos/as con la esperanza de ser los agraciados en los sorteos venideros y poder, así, disfrutar del exquisito jamón 5J de la panera y, puestos a soñar, de amasar una “mortrerá” que permita depararles una próxima y más llevadera  jubilación.

Don Paco, veterano en estas lides, alejado del gentío, se apoltrona en una mesa situada junto a una columna del bar y, con la maestría de un buen “Judio”, aligera los bolsillos de los ilusos apostantes encasquetándoles participaciones de Lotería del Gordo de Navidad. Cisco, otro imitador del oficio judaico, en la esquina opuesta, vende participaciones de la Grossa de  Cap d’any. Y yo, pobre de mí, temporal recaudador de impuestos indirectos, asumo el papel del sumiso trabajador de la agencia tributaria y reclamo, sin el menor arrepentimiento y ningún rubor, la pasta correspondiente a los números reservados “voluntariamente” para el sorteo de la Llumineta.

¡Pobres ilusos! … Si supierais que la suerte está echada y que ya tiene dueño. Que un servidor tiene mano con los niños cantores de San Ildefonso y hace tiempo les dejó bien clarito dónde y a quién deben corresponder los premios de los sorteos.


De todas formas que no decaiga el ánimo. Si no sois agraciados con la  “Llumineta” pensad que vuestra fortuna consiste en que ahorraréis ingentes cantidades de dinero en médicos y vuestra salud os lo agradecerá, pues todos los productos allí almacenados rebosan colesterol por los cuatro costados. Si por desventura tampoco os cae en gracia el Gordo de Navidad, pensad que contribuiréis a rellenar las raquíticas arcas del estado y ayudaréis a que los sobres a repartir, entre los mafioso de turno, sean bastante más generosos, e incluso que contribuiréis solidariamente a que los Monago y Cia puedan viajar gratis otra vez a Canarias para liberar sus “tensiones” Senatoriales a costa del erario público. Y si por desgracia la Grossa también pasa de largo ante vuestras narices, estaréis colaborando con vuestra “voluntaria” aportación a tapar el agujerillo que los gastos de la consulta han causado en las arcas de la Generalitat.

GR7 Etapa 18 Rasquera- Paüls


¡Bienvenidos al otoño y al nuevo "curso" de GRManía!

¡Hay que ver cómo pasa el tiempo! Hace apenas cuatro días nos despedíamos en el Restaurante de "Can Caselles" de Bellprat, pensando que el verano venidero sería eterno y, mira por dónde, ya se nos fue de las manos casi sin percatarnos.

Después de que nuestros eficientes “jefes” se devanaran los sesos (no confundir con sexos) intentando encontrar la fecha más adecuada para la etapa Rasquera - Paüls, y tras varios cambios de fecha en pos del consenso, al final resultó que el día escogido para la aventura por "Les Terres de l'Ebre", fue igual de bueno, o si ustedes lo prefieren, igual de malo, que cualquiera de los otros descartados ¡Hay quien afirma que la mejor idea suele ser, casi siempre, la primer!

Contrariamente a lo que suele ser habitual. con la etapa que da inicio a cada nueva temporada, esta campaña 2014-15 la estrenamos... ¡casi, casi, en familia! Unos por obligaciones familiares; otros por compromisos ineludibles; alguno y alguna por lisiados; unos pocos por prescripción “automédica” (no confundir con la facultativa); varios por apropiarse de virus y achaques  que no les correspondían; los menos por alergia al madrugón  y cierta por  dormilona. Fuera cual fuera la excusa, el caso es que… ¡demasiado autocar para tan poca gente!

Con el sueño acuestas, y el cuerpo desacostumbrado a los madrugones, nos reencontramos en la parada del autubús entre sonrisas, besos, abrazos y apretones de manos.

Concluidos los saludos de bienvenida, aparece el autocar y nos acomodamos en sus asientos, más pendiente de las bajas de última hora que los cuatro gatos presentes: ¡Falta fulano! ¡Mengano no viene! ¡Zutano está enfermo! ¡Ésta se ha dormido! ¡Aquel se ha rajado! ¡El otro no ha dicho nada!

Una vez aposentados en nuestros asientos, posponemos el intercambio de pareceres para más adelante, a fin de poder amenizar con posterioridad la venidera caminata.

Dado que el trayecto hasta el punto de partida es bastante largo, quien más quien menos nos amodorramos en el asiento (algunos en dos) y, al vaivén de la autopista, nos sumergimos en el reparador sueño matinal, mientras los estentóreos ronquidos de algún GRMano amenizan el silencio que precede al alboreado amanecer.

Per... como la felicidad suele ser efímera y caprichosa, una parada a mitad del trayecto (en un área de servicio cercana a Atafulla, para recoger a los playeros Antonio y Maribel) trunca de golpe el descanso de los relajados lirones.

¡Empresa nueva, autocar cómodo y conductor novel (aunque igualmente proclive a los rodeos)! ¿Será que el puesto exige dar algún que otro rodeo de más, sin sentido, para alxanzar el destino? Podríamos haber abandonado la autopista por l’Hospitalet de l’Infant y, previo paso por Tivissa y Mora d’Ebre, acercarnos por el norte a Rasquera; o haber continuado un poco más, hasta l’Ametlla y, tras pasar por El Perelló, adentrarnos en el poblado donde pretendemos inicra la etapa, por el este; más no, llegamos hasta el final, la Aldea, visitamos Tortosa y remontamos el Ebro hasta el lugar de partida del grupo A, las afueras de Rasquera.

Tras descender del autocar y despedirnos de nuestros compañeros, que continuan  en dirección a su punto de partida, el Río Ebro, apenas una docena de valientes GRManos (entre ellas Carmen y Ana) acometemos el total de la etapa. Iniciamos la marcha por la comarca de la “Ribera d’Ebre” y a las primeras de cambio tomamos un rumbo equivocado ¡Pasan los años, aumentan los medios y evoluciona la tecnología, pero las habituales pérdidas siempre permanecen! Recuperamos la senda ¡gracias a los GPS! y serpenteamos (ora subo ora bajo) por entre el arbolado del monte, con el río a la vista, unos metros por debajo, a nuestra derecha. El caudaloso lecho divide el escarpado paisaje y discurre mansamente encajonado entre los parajes montañosos de “els Aligars y la Serra de Fulletera”, en su margen derecha, al oeste; y la Serra de Cardó- El Boix, en la margen izquierda, por el lado este. Silenciosa y calmada, la cuenca se encamina, sin prisa pero sin pausa, en pos del “Mare Nostrum” donde verterá sus abundantes y benefactoras aguas, y pondrá fin a su larga y saltarina travesía.

Como si de una sucesión de entrelazados toboganes se tratara, uno tras otro, vamos devorando los constantes desniveles de las estribaciones bajas de la Serra de Cardó-El Boix.

Desde nuestra pasajera e improvisada atalaya, observamos el repentino y vertiginoso navegar de una lancha motora que, con su quilla, rompe la mansa quietud de las adormecidas aguas. Paralelos a nosotros, y partiendo en ascensión desde  el cauce, en la vertiente derecha, incontables campos de frondosos árboles frutales, alineados a la perfección, decoran el paisaje con su geométrico y vigoroso verdor;  y tras estos, al fondo, las escarpadas protuberancias de la ladera montañosa que, en dirección sureste, convergerán con “El Parc Natural dels Ports”, y Paüls, nuestro destino. Avanzamos jadeantes, junto al generoso cauce fluvial, y acompañamos el lento discurrir de sus tranquilas aguas que, silenciosas, se encaminan pacificamente en pos de su bien merecido descanso en el Mar.

Mientras pateamos el umbrío sendero, oteamos las proximidades del mismo intentando localizar un espacio amplio, cómodo y soleado donde acomodar los huesos y reponer fuerzas. Tras descartar algún que otro lugar, acampamos en la linde del camino, en un claro del bosque, y allí damos buena cuenta de nuestros bocatas y hacemos correr alegremente la bota de vino ¡No para degustar el caldo y saciar la sed, sino para alijerar al portador del peso de la repleta carga del pellejo!

Acabado el ágape recogemos los bártulos, levamos ancla y reemprendemos la marcha satisfechos. Pero nada más doblar el primer recodo del camino, descubrimos, fastidiados, un paradisíaco emplazamiento donde podríamos haber dado buena cuenta de nuestro desayuno, mucho más cómodamente instalados que en el escogido hace apenas un momento ¡Otra vez será!

Con el sol gravitando sobre nuestras cabezas abandonamos el bosque, dejamos atrás la “Ribera d’Ebre”, cruzamos el Ebro por un puente de considerables dimensiones, a las puertas de Benifallet, y nos adentramos  en la comarca del Baix Ebre”. Desafortunadamente, nos vemos obligados a caminar durante un buen trecho por la contraída acera de la transitada carretera. Algunos respetuosos automovilistas nos saludan con el claxon de sus vehículos y se desvían ligeramente de su línea, parar mantener una distancia prudente con nosotros y facilitar a los viandantes la andadura por el asfalto. Otros, por el contrario, nos ignoran absolutamente como si fuéramos invisibles a sus ojos, o como si les molestara nuestra obligada presencia, y desafiantes, circulan bien pegaditos a su derecha sin importarles lo más mínimo la seguridad de los inofensivos viandantes.

Poco antes de abandonar la tortuosa carretera no topamos con Anna. La GRmana, sentada en el suelo y protegida por el quitamiedos, cura con esmero y delicadeza una inoportuna ampolla surgida en el talón de uno de sus maltrechos pies.
Finalizada la cura reemprendemos la marcha y por suerte, unos cientos de metros más adelante, por la izquierda de la carretera emerge una calzada asfaltada. La benefactora ronda (que avanza entre las plantaciones de árboles frutales y hortalizas) nos permite abandonar, por fin, la concurrida vía automovilística, recuperar la tranquilidad y reanudar las amenas conversaciones.

Aunque escasamente haya transcurrido una hora desde nuestro opíparo almuerzo, varios caminantes nos abalanzamos, desbocados, cual buitres hambrientos, a hurtar y devorar todo aquello que la naturaleza pone a nuestro alcance: naranjas, mandarinas, uvas, granadas, higos, caquis, nueces, almendras, tomates. ¡Suerte que GRManía solo transita por éstos lares de tarde en tarde, pues de lo contrario la merma en la cosecha arruinaría el bolsillo de los laboriosos y sufridos productores! ¡Menuda pandilla de cuatreros!

La sosegada calzada agrícola finaliza bajo los pilares de un par de largos puentes que enlazan los extremos de la carretera y aguantan el firme de la transitada vía automovilística. Una vez reagrupados, nos vemos obligados a trepar por una pronunciada pendiente, entre las columnas de hormigón, para alcanzar la superficie y desembocar en la Vía “Verda”. Por ella apenas caminamos durante un Km, pues de inmediato la abandonamos por la derecha y nos introducimos de nuevo entre los acampos de árboles frutales ¡Lástima que no quede ni un solo melocotón colgando de las ramas para variar un poco más la dieta!


En medio de las plantaciones emerge una solitaria masía protegida por canes de diversas razas. Al pasar por delante de ella, un par de “chuchos” envalentonados se encaminan amenazadores hacia nosotros por la espalada. Advertidos por sus feroces ladridos de aproximación, Antonio y yo nos vemos en la obligación de plantarles cara. Nos giramos hacia hostiles animales, nos agachamos, y nuestras gargantas emana una letanía de gritos salvajes, acompañados de una sarta de irrepetibles blasfemias hacia los belicosos perros. Añadimos a la demostración de rechazo, el inequívoco y firme gesto de proveernos de piedras para recibirlos a cantazo limpio, si persisten en su empeño de aproximarse. La maravillosa y realista  interpretación que hacemos para repeler el ataque, y nuestra velada amenaza, convence a los sabuesos de su craso error. Derrotados, la pareja de agresivos podencos detiene su ruidoso ataque y con el rabo entre las patas abandona la ofensiva, nos da su espalda y regresa desarmado con los suyos.

Según transcurren las horas del día el calor se va acrecentando y los Km comienzan a pesar en nuestras piernas. Aunque quizás lo que verdaderamente pese sean las mandarinas hurtadas que se amontonan en el interior de nuestras repletas mochilas. 

Al pasar junto a una nave soliaria, otro "chucho" belicoso se encara con "Pitu" y éste se ve obligado a blandir sus bastones para librase del ataque del feroz cuadrúpedo.

Poco a poco nos alejamos del Ebro y tomamos dirección rumbo Paüls, el cual se encuentra enclavado en las proximidades de la falda del “Parc Natural dels Ports”. Para acercarnos al lugar donde concluye la etapa, nos adentramos en el barranco de Xalamera y por un camino agrícola, amplio y bien conservado, vamos consumiendo, desperdigados, los últimos Km de la primera y exigente etapa de la nueva temporada.

El último Km de la dura travesía corresponde a una empinada cuesta que nos conducirá al poblado, final de la etapa. Allí, en el Bar Sant Roc, junto a la carretera, repantingados en sus sillas, bebiendo cerveza a toneles, atiborrándose de dulces y chorizo leonés, comiendo chocolate, almendras, aceitunas y otros extras, descansan y nos reciben, entre vítores y aplausos, nuestros reconfortados compañeros.

La vuelta a casa sumerge de nuevo al grupo en la modorra y los resoplidos se mezclan con el traqueteo del autocar, en su rodar por la autopista. El encantador silencio se rompe cuando el conductor disminuye la velocidad y se dirige al aparcamiento del área de servicio para descargar a los “playeros”. La parada en cuestión les viene de perlas a ciertos meones que, aprovechando la ocasión, descienden del vehículo y se adentran en el servico para liberar sus vejigas.

                                                                                    Paüls, sábado 27 de septiembre de 2014


Fotos Rafael:

Fotos Antonio:

Bar Sant Roc (Paüls)